Orientación congnitivo conductual
¿Conoces los principios en los que se basa la Psicología Cognitivo-Conductual? Es el único método psicológico cuya eficacia está probada científicamente. Si crees que una terapia te ayudaría a estar mejor, primero debes informarte adecuadamente sobre la seriedad de las bases en las que se sustenta el trabajo de cada profesional; no te pongas en manos de cualquiera.
La terapia cognitivo conductual, a diferencia de otro tipo de terapias, se centra en trabajar los problemas de la persona en el presente y no en el pasado, lo cual acorta considerablemente la duración del tratamiento (entre 4 y 18 meses de media). Aunque tenemos en cuenta el pasado, trabajamos en los pensamientos, creencias, conductas y emociones que presentamos en este momento, porque sabemos que la persona que tenemos enfrente ha venido a resolver su problema cuanto antes, ya que el malestar emocional produce un gran sufrimiento.
Por todo esto nos centraremos en ayudar a la persona a solucionar el problema específico por el que ha acudido a consulta y prevenir su aparición; puesto que la terapia cognitivo conductual adopta un enfoque psicoeducativo, el terapeuta enseñará a su paciente diferentes técnicas para dotarle de las herramientas necesarias para afrontar el problema que tiene e incluso, otros que puedan surgirle más adelante mediante la generalización de lo aprendido.
En la base de esta corriente psicológica se encuentra la profunda vinculación entre los pensamientos, el comportamiento y las emociones, de manera que si se cambia algo en uno de ellos, habrá cambios en los demás componentes. Principalmente solemos focalizar el trabajo en modificar los pensamientos negativos o inadaptativos de la persona para cambiar el resto. A lo largo de la vida vivimos experiencias a las cuales cada uno le da un significado; cada persona tiene unos esquemas cognitivos que le van a hacer interpretar las situaciones de una u otra manera y en función de esa interpretación, actuará, pero debemos tener en cuenta que la conducta también se aprende de los modelos que nos rodean (familiares, amigos,…) y esto va a tener su peso. La cognición siempre está en funcionamiento, antes de enfrentamos a una situación, durante, y en la valoración que hacemos de ésta después, y en función de su carácter se generarán unas emociones u otras, ¿vemos la relación entre los tres componentes verdad? Los tres son importantes, pero sin duda, los pensamientos son el eje de todo, y se pueden modificar. Es por ello, que tras una primera fase de evaluación, lo primero en lo que nos centraremos será en que el paciente sea consciente de los pensamientos que están condicionando negativamente su comportamiento y sus emociones, para que después consiga reemplazarlos por pensamientos más positivos y racionales que logren un cambio en cadena estable en cuanto al mencionado comportamiento y las emociones que suscitaba, esto le permitirá lograr una mayor calidad de vida.
Por otra parte, como hemos dicho la conducta se aprende, de modo que también puedes aprender desde habilidades sociales, hasta métodos de relajación, resolución de problemas, …en definitiva, herramientas psicológicas que te harán más capaz en tu comportamiento y en especial en tus relaciones sociales y laborales, lo cual redundará en una mayor satisfacción contigo mismo. Te dejo aquí un pequeño relato que me inspira este tipo de aprendizajes, a mi parecer tan enriquecedores para uno mismo:
Había una vez un terrateniente que era dueño de un gran bosque en el que quería talar muchos árboles.
Buscaba un leñador eficaz y convocó un concurso. Se presentaron todos los leñadores de la región porque pagaba muy bien.
Allí fue nuestro protagonista, un hombre serio, responsable, muy trabajador y con gran experiencia.
Ganó el concurso, le contrataron y comenzó a trabajar. El primer día cortó cien árboles y regreso muy contento a su casa. Pero el segundo día solo pudo cortar ochenta pese a que tenían la misma dificultad que los del día anterior. Para quedar bien con el terrateniente, el tercer día madrugó más y se puso a cortar árboles desde el amanecer hasta el anochecer<, sin embargo solo pudo cortar cincuenta. Ante la impotencia de nuestro leñador, las cosas fueron empeorando según pasaba los días:se levantaba antes de que amaneciera, se acostaba ya anochecido y se esforzaba al máximo, pero cada vez cortaba menos árboles. Por fín decidió hablar con el terrateniente y todo compungido le explicó la situación:»Mire, estará viendo que me esfuerzo más y más, pero no sé lo que pasa que cada vez corto menos árboles. Estoy desesperado, pero ya no puedo más, no descanso, no paro, casi no duermo, pero no puedo cortar mas árboles. Ante esto su jefe le dijo:»Vengo observando tus dificultades y veo tus esfuerzos para resolverlas, me he dado cuenta de que no descansas ni un segundo, pero ¿te has parado a afilar tu hacha? (Jorge Bucay, el cuento del leñador, 2002).
¡AFILA TU HACHA! ¡Nuestra mente es nuestra principal herramienta y necesitamos afilarla!
Aunque en mi formación he ido siguiendo la orientación cognitivo conductual,-prueba de ello es la realización de un Master en la Asociación Española de Psicología Clínica Cognitivo Conductual (AEPCCC)-, abogo por un tipo de terapia integradora, en la cual siempre va a primar la primera, pero en la que también tienen cabida otro tipo de terapias y herramientas que bien se encuentran aunque fuera de ésta, cercanas a ella, o bien son terapias de tercera generación, más innovadoras como puede ser la Terapia de Aceptación y Compromiso, la Terapia Breve, o la PNL o de cuarta generación, como las innovadoras técnicas de Biofeedback y Neurofeedback.
La Terapia de aceptación y compromiso (TAC) nos enseña a aceptar el sufrimiento que está fuera de nuestro control, ayudándonos a aceptarlo e integrarlo en nuestra vida de manera menos dolorosa. El terapeuta enseña las habilidades necesarias para que el paciente sea capaz de recontextualizar y en lugar de centrarse en ese sufrimiento,se centre en los valores que realmente son importantes para uno mismo, desgranarlos, y comenzar a caminar hacia objetivos en cada área de su vida persiguiendo su mejor yo desde sus propios valores.
La TAC se utiliza en Coaching, dónde intentamos promover un cambio interior para que la persona sea capaz de ver en qué punto de su camino se encuentra, que lo está bloqueando, y hacía dónde quiere dirigirlo para a partir de ahí, establecer unos objetivos propios y concretos, y un plan de acción viable para conseguirlos. Hemos de motivar a la persona para que coja las riendas de su vida con la mirada puesta en el objetivo que desea conseguir, algunas veces se utiliza con personas cuya petición es que les ayudes a vislumbrar esos objetivos, o a que les motives, por el contrario, otras han llegado a consulta por un motivo diferente, una transformación en su ciclo vital, separación, cambio de trabajo, etc, y el coaching ha terminado siendo una gran opción. Otras veces una crisis existencial ha sido el granito de arena para comenzar a construir una montaña de sueños.