Terapia EMDR
EMDR son las siglas en inglés de Eye Movement Desensitization and Reprocessing, que se traduce al español como desensibilización y reprocesamiento mediante movimientos oculares. Este abordaje terapéutico fue descubierto de forma casual en 1987, cuando la neuróloga y psicoterapeuta norteamericana, la Dra. Francine Shapiro, observó que los movimientos oculares voluntarios reducían la intensidad de la angustia de los recuerdos perturbadores. Hoy día, la terapia EMDR está avalada por la Organización Mundial de la Salud y las guías clínicas internacionales para el tratamiento del trauma. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS), en sus directrices para la gestión de las condiciones específicamente relacionadas con el estrés en Ginebra (2013) reconoce la TCC (terapia cognitivo conductual) centrada en el trauma y EMDR como las únicas psicoterapias recomendadas para personas con trastorno de estrés postraumático.
Actualmente, lo utilizan miles de profesionales para tratar todo tipo de traumas y, abordar trastornos de ansiedad, depresión, fobias y un largo etcétera.

¿Pero por qué funciona el EMDR?
Este procedimiento da al cerebro la oportunidad de procesar adecuadamente la experiencia y reorganizarla en redes de memoria más amplias y más adaptativas. Es decir, se le da al cerebro del paciente la oportunidad de hacer lo que no pudo hacer en el momento del trauma: reprocesar la experiencia traumática a través de los movimientos oculares llevados a cabo por la estimulación bilateral. Contamos con varias alternativas en cuanto a la manera en que realizamos esa estimulación bilateral valorando cada caso. Las que se utilizan de manera más habitual son: en primer lugar, la visual, en la que la persona sigue con sus ojos mis dedos de un lado a otro; en segundo lugar, la táctil, mediante la utilización de unos aparatos a los que llamamos almendras, que vibran de manera alterna en tus manos o colocados en tus hombros consiguiendo que los ojos, en esta ocasión cerrados, se muevan del mismo modo.
Una buena metáfora a la que Carvalho nos hace referencia para ayudarnos a entender esto mejor, sería la de la mujer de Lot. A muchos os sonará seguro ese pasaje bíblico en que el mensaje divino que se le dio a la familia de Lot fue que huyeran de la ciudad de Sodoma porque Dios había decidido destruirla, pero quería salvar a los justos, con la única instrucción de que no mirasen hacia atrás hasta llegar a su destino. La mujer de Lot, miró hacia atrás mientras huían y se convirtió en una estatua de sal. Esta es la metáfora del trauma. En cierta manera nos transforma en estatuas de sal, eternamente congeladas mirando hacia atrás donde está ocurriendo la tragedia y la destrucción. No logramos ver para adelante hacia el presente o el futuro ni tampoco huir de lo que ocurrió, estamos paralizados tanto a nivel emocional, como neurobiológicamente. Es como si nuestro sistema nervioso siguiera allí. Recientes estudios de neurobiología confirman y explican cómo esos recuerdos se atascan y se congelan en las redes asociativas de la memoria que hay dentro de nuestro cerebro. La memoria no resuelta, con todo el material bloqueado se queda guardada en las redes neuronales desconectada de las herramientas mentales que podrían ayudar a metabolizarlas y digerirlas. Las partes “congeladas”, hechas arenas de sal, no se comunican con las partes funcionales. A veces, no hay palabras para explicar lo que sucedió porque el trauma reside en el hemisferio derecho del cerebro y las palabras se encuentran en el hemisferio izquierdo, que es donde se encuentra el área de Broca, responsable del lenguaje. Los dos hemisferios no se están “hablando”, por lo tanto, no hay forma de atribuirle significado a aquello que sucedió. Con el EMDR creamos nuevas conexiones neuronales que transforman los recuerdos traumáticos en nuevas percepciones resolutivas. En cierta manera, podemos decir que parece que fuimos creados para un mundo perfecto y nunca nos acostumbramos a la maldad, al dolor o a la imperfección. La vida y los traumas, con sus heridas más o menos grandes, nos rompen a tod@s, dentro de nosotr@s se van formando pequeñas estatuas de sal. Pasamos el resto de la vida arrastrando esas estatuas hasta el día, si es que llega, en que finalmente logramos visitar esos recuerdos, esas estatuas y descongelarlas.

¿En qué consiste exactamente y qué puedo esperar del EMDR?
Desde el EMDR, vamos a conseguir, poco a poco, que aquello que está produciendo un malestar ahora, vaya siendo cada vez más pequeño, que ese dolor que estás sintiendo en determinadas situaciones, vaya dejando de doler, que dejes de repetirte cosas como por ejemplo que no eres capaz de hacer nada bien o que eres un inútil, cada vez que cometes un error, para ir sintiendo cada vez más verdadero lo que en realidad sabes, que eres una persona inteligente y que cometer errores está bien. En definitiva, que esa situación tan difícil de gestionar, deje de serlo.
El EMDR es mucho más que reprocesar recuerdos traumáticos, te explicaré sus 8 fases más en profundidad en consulta. Aquí en resumen, te explicaré que este abordaje hará que las situaciones que actualmente son un detonante de sufrimiento o de dificultad de gestión emocional dejen de serlo; te ayudaré a traer un poco de estabilidad que te haga poder sobrellevarlas lo mejor posible, dándote sobre todo de herramientas para que tú mism@ seas capaz de calmar tu sistema nervioso como necesitas. Luego, hemos de partir desde las sensaciones, emociones y pensamientos desagradables e incluso imágenes, que se producen o vienen en esas situaciones, para viajar hasta la raíz de todo. No vamos a poner un tratamiento para paliar los síntomas, pues si nos quedamos en eso, la raíz de todo, encontrará otro síntoma por el que mostrarse, una nueva rama, un nuevo problema. Indagaremos en la causa para ir a por ella y solventarla, sólo de ese modo, la sintomatología remitirá verdaderamente. No vamos a ir atrás en el pasado a remover cosas solo para hablarlo, que también viene bien aunque no nos guste, pero no nos vamos a quedar ahí, vamos a hacer algo con ellas, seguramente encontrar una explicación de lo que ocurre ahora en aquello, un patrón que se repite, una misma sensación que notas en el cuerpo, una mirada de alguien muy parecida a la de otra persona del pasado, una manera de reaccionar ahora parecida a la manera en que reaccionaste antaño a otra parecida porque no tuviste más remedio y, que entonces, fue inteligente pero ahora no sirve o hace daño. En definitiva, encontraremos qué resquicios del pasado permanecen en el presente influyendo en él, a qué del pasado estás reaccionando ahora o incluso estás poniendo un mayor miedo a que X cosa ocurra en un futuro. En muchos casos, la clave estará en realizar sesiones de reprocesamiento de recuerdos en los que viviste determinadas experiencias cuya lectura a día de hoy, dice que aprendiste algo negativo de ti que has de desaprender para poder resolver lo que está siendo una dificultad ahora, esa por la que has venido a consulta. No solo vamos a desensibilizar lo que te perturba, sino que, a su vez, sacaremos cada piedra que duele en el zapato para convertirlas en piedras preciosas que alimentan tu autoestima y, en general, el concepto que tienes de ti mism@. Esto fue lo que me enamoró del EMDR cuando lo conocí. Siempre he sentido una conexión especial con Frida Kahlo, un icono de resiliencia entre muchas cosas más. Me gustó pensar que ella me unía a este abordaje terapéutico; como un flash, apareció en mi mente una de sus frases más célebres: “El arte más poderoso de la vida es hacer del dolor un talismán que cura”. Para mí, eso es justo lo que tu cerebro consigue hacer en las sesiones de desensibilización y reprocesamiento cuando, a través de la estimulación bilateral de movimientos oculares, ponemos en marcha tu sistema de reprocesamiento de la información para poder llevar a cabo este cometido, tu cerebro sabe lo que tiene que hacer, confía en él.

¿Podrías poner un ejemplo para entenderlo mejor?
¡Claro! Una persona puede saber que es inteligente, pero cuando comete un error, su perturbación es tan grande que siente que es un inútil porque no es capaz de hacer nada bien y, a pesar de tener mil pruebas de que es una persona inteligente y sabe hacer muchas cosas bien, se bloquea.
Trabajando recuerdos en los que esa persona se quedó con la lectura de que es una inútil, desaprende esa idea que no es verdad, desaparece toda la perturbación que esa imagen, esa creencia, le provoca, incluyendo emociones y sensaciones corporales negativas y logra sentir verdadero que es una persona inteligente cuando lo recuerda después de reprocesarlo. Tras realizar este trabajo terapéutico, cuando en el presente se den situaciones donde cometa errores, logrará sentir verdadero que es una persona inteligente, es decir, antes cometer un error era un detonante de sentirse inútil, incluso podía decirme “dónde” podía notar en el cuerpo que era una inútil; ahora afronta, sin perturbación, ese tipo de situaciones, han dejado de ser un detonante. En definitiva, la persona logra sentir verdadero lo que antes no lograba sentir aunque racionalmente supiera. Antes sabía que era inteligente pero no sé sentía como si lo fuera, ahora sabe y siente que es una persona inteligente. Si es necesario, además de trabajar en el pasado y el presente, se trabajará con el protocolo de futuro, consiguiendo dotar a esa persona de seguridad, de confianza en que si en un futuro comete un error, eso no dirá nada negativo de ella, pues ya no solo es que sepa, sino que siente verdadero que se puede cometer errores y ser inteligente.
Muchas veces, sabemos cosas que no logramos sentir verdaderas: ¿cuántas veces has escuchado o dicho “si ya sé que yo no tuve la culpa, pero no soy capaz de no sentirme culpable”? Después de trabajarlo, la persona logrará saber y sentir que no es responsable de lo que ocurrió, la culpa se esfumará. Mientras no lo trabaje, seguirá sintiendo que aquello fue culpa suya aunque en su razonamiento tenga argumentación objetiva de que no lo fue. Este “sentir culpa por cosas que ocurrieron que no fueron culpa nuestra” es un tema importante con el que trabajo mucho en mi día a día, pues es bastante habitual encontrarme con personas que han ido asumiendo responsabilidades inapropiadas, que no les correspondían y se les está haciendo bola, sufren mucho y tras trabajarlo sienten un gran alivio, toca desaprender y soltar. Confía en que puedes hacerlo.
Cómo ves, lo que hago con esta terapia es acompañar a cada persona para ir viendo desde el presente qué del pasado sigue vivo y condicionando esos vínculos, tanto el suyo propio como los patrones que repite con los demás, identificando a qué del pasado está reaccionando en el presente. Una vez trabajado, recupera su bienestar.
Lo que opinan algunos de mis antiguos y actuales pacientes
¿Quieres que nos veamos y valoremos si trabajar junt@s?
La primera sesión es gratuita, ya que en ella voy a escucharte para poder tomar la decisión acerca de si soy la profesional indicada para tu caso.